Octubre siempre es un mes complicado para las empresas porque coincide con un momento en el que el volumen de trabajo es muy elevado. Muchas organizaciones depositan en este último trimestre las esperanzas de conseguir grandes resultados y las expectativas suelen estar por las nubes.
Como líderes, tenemos que tener mucho cuidado con según qué mensajes transmitimos a nuestro equipo humano, teniendo claro que una cosa es motivar y la otra acabar agobiando y poniendo a nuestros trabajadores en una situación de alarma y estrés innecesarios. Poner como objetivo una meta inalcanzable puede desembocar en la aparición de esa compañera a la que queremos evitar a toda costa: la frustración. ¿Por qué? Porque nuestro equipo acabará cansado, con sensación de derrota y con un clima en el que la tensión podría hacer que un conflicto estalle en cualquier momento. Y lo peor de todo, se trata de un sentimiento que podemos ir arrastrando durante todo el año.
Según un estudio realizado por la IESE Business School solo tres de cada diez trabajadores españoles se sienten felices en su trabajo. Un indicador que demuestra un elevado nivel de frustración en las personas. ¿Qué podemos hacer para que este sentimiento no acabe destruyéndonos?
Tips para prevenir y afrontar la frustración
- Establece objetivos reales. Tener ambición no es algo negativo. Sin embargo, no podemos pasar de cero a cien de la noche a la mañana. Nuestro equipo necesita tener objetivos reales y progresivos para poder gestionar de la forma más eficiente posible el trabajo y el esfuerzo que se le requiere. Si lo hacemos, podremos evaluar el rendimiento real de las personas y motivarles en aquellos aspectos en los que notemos más debilidad.
- Presta atención a los síntomas. La frustración puede aparecer por dos vías: la personal o la profesional, y ambas afectan al rendimiento del trabajador. Si Jaime era una persona que siempre actuaba con rapidez y dentro de los plazos que se le exigían y ahora comienza a llegar tarde, manifestar cansancio e irritabilidad, lo mejor será hablar con él y escucharle para entender la situación y descubrir qué necesita.
- Acepta los errores. Obviamente queremos hacer todo a la perfección, pero en momentos de presión y estrés, es normal que los errores afloren. Como líder es importante que sepas transmitir mensajes de tranquilidad cuando esto sucede. Generar confianza en ese tipo de situaciones es importante porque tu equipo siempre te mantendrá al tanto, permitiendo actuar con mayor rapidez.
- Cierra capítulo. Seamos sinceros, hay proyectos que acaban fracasando por factores que escapan a nuestras manos. En esta situación, es esencial que tengamos un momento para hablar con nuestro equipo, dejar que las personas se comuniquen y expresen cómo se sienten. También, estudiar aciertos y errores para gestionar las cosas mejor en un futuro. Esta conversación es esencial para cerrar el proyecto y no dejar que pensamientos intrusivos y tóxicos erosionen el ambiente de trabajo.
Convivir con la frustración no es fácil porque, mal gestionada, puede acabar rompiendo una buena relación laboral y un buen equipo de trabajo. Antes de dejar que la frustración vaya escalando, hay que frenarla estableciendo espacios de escucha, atención y motivación. En este sentido, si escapa a nuestro control, la figura de un mediador nos puede ser de gran utilidad.