La vida en la oficina no siempre es sencilla. Tenemos que aprender a convivir con personas de caracteres muy diversos y es normal que, en algunas ocasiones, surjan algunos roces que nos hagan entrar en conflicto. Se podría decir que es casi inevitable porque en la oficina no solo trabajamos, también establecemos relaciones interpersonales donde nuestros sentimientos no son ajenos a lo que está sucediendo. Y con según qué temas entramos en desacuerdos, enfados o indignaciones, que son naturales pero que tenemos que saber controlar para no crear un ambiente tóxico. Y ojo, también tenemos que saber cómo afrontar la situación cuando es otra persona la que crea esa sensación de crispación.
Qué puedo hacer cuando yo intoxico
- Contén la emoción. Cuando algo nos cabrea profundamente, es lógico que nuestra visceralidad salga a relucir. Pero en ese momento es cuando tenemos que realizar el esfuerzo por mantener la mente fría y no dejarnos llevar por lo que estamos sintiendo. Más tarde, de forma más clamada, podremos hablar con la persona que nos ha ofendido para tratar de solventar la situación desde el diálogo. Seguramente nuestra escala de enfado habrá bajado en ese momento.
- No abrumes a los demás. En algunas ocasiones, el enfado no surge en la oficina, lo traemos de casa. Puede que nos haya sucedido algo desagradable, que no sea nuestro mejor día y que sintamos la necesidad de hacer saber a nuestros compañeros lo que nos ha pasado. Con esa actitud no nos damos cuenta de que estamos retrasando a los demás en sus tareas y de que podemos contagiar ese estado en el que estamos. Lo mejor en este caso es esperar e intentar encontrar el desahogo en otro momento y espacio.
- Busca tu espacio. Cuando nuestra rabia escala hasta un punto en el que es difícil no estallar y arrasar con todo, lo mejor es que tengamos localizado un punto en la oficina en el que podamos tomarnos un momento para rebajar la tensión acumulada. Puede ser una zona de esparcimiento o, incluso, salir un momento a la calle para airearnos. El cambio de ambiente nos permitirá analizar la situación y transformar el problema al que nos enfrentamos en posibles soluciones.
Qué puedo hacer cuando mi compañero intoxica
- Evita el rol de apaciguador. Cuando un compañero estalla, es normal que queramos intentar calmarle. Pero cuidado, muchas veces es imposible atender a la razón cuando estamos en ese estado y es importante protegernos para no salir nosotros también perjudicados. No podemos modificar el humor de una persona y, a veces, es mejor dejarle un espacio para que su enfado se vaya rebajando y comience a gestionarlo de otra forma.
- Pon límites. Escuchar a un compañero cuando algo le sucede, está bien, pero hay que saber poner ciertos límites. No podemos permitir que el estado de otra persona afecte a nuestro bienestar personal o que afecte a nuestra agenda de trabajo. En este sentido, es positivo ser asertivos y dejar clara nuestra postura, porque su problema no tiene por qué ser el nuestro.
- No avives el enfado. Mostrar comprensión y empatía a la persona afectada puede resultar positivo. Pero, si tus comentarios avivan el enfado es mejor tratar de mostrar un poco de distancia para que ese compañero pueda llegar a calmarse.
Puede ocurrir que en nuestra empresa nos encontramos ante una situación de ambiente totalmente crispado y descontrolado. En este caso, la figura del mediador, como ojo externo, puede ayudarnos a calmar esa tensión desde espacios seguros, donde el diálogo y la escucha sean posibles entre las personas afectadas.