Ahora que ya hemos pasado dos de las grandes épocas de vacaciones, como son navidades o semana santa, el parón veraniego es la próxima gran meta a la que nos proponemos llegar. El tercer trimestre no es nada fácil en el entorno laboral: los objetivos son muy exigentes, nos sentimos cada vez más desgastados y aspectos como la concentración o la motivación, comienzan a decaer.

Hay que hacer especial hincapié en que muchas empresas utilizan este último tramo antes del verano para intentar recuperar todo lo que no pudieron conseguir en los trimestres anteriores. Un objetivo que entraña muchos peligros para los empleados porque el trabajo puede acumularse y, como consecuencia, desencadenar una serie de eventos que pueden provocar picos de estrés, ansiedad y frustración. En este sentido, las organizaciones deben prestar atención a aquellos síntomas que nos hagan pensar que algo no está funcionando bien en el equipo e intentar remediarlo.

 

Consejos para sobrevivir al tercer trimestre

 

1. Amplía el equipo

Si prevemos que durante estos meses el volumen de trabajo va a aumentar considerablemente, en la medida de nuestras posibilidades debemos plantearnos aumentar nuestra plantilla de forma temporal. Si adoptamos esta medida, nuestro equipo habitual podrá dosificar sus tareas e, incluso, delegar algunas. De esta forma, podrán dedicarse a aquello que realmente nos interesa sin necesidad de crear agobios. Además, conseguiremos que el trabajo salga adelante con excelencia.

 

2. Anima a planificar

Los meses antes del verano se pueden hacer eternos. Aunque nos encante nuestro trabajo, hay una parte de nosotros que está deseando desconectar. Por eso, para que este tramo sea lo más llevadero posible, anima a que tu equipo planifique sus tareas. A través de la planificación podemos repartir el volumen de trabajo por prioridades, una técnica que ayuda a no saturar nuestra mente de forma innecesaria.

 

3. Foco en el ahora

Cuando nos sentimos agobiados y sobrepasados por el trabajo, lo primero que hacemos es pensar en los días que nos quedan para las vacaciones. Al final, psicológicamente es contraproducente porque el camino se nos hará aún más largo y la motivación decaerá. Una solución a esto podría ser pensar en lo positivo que tenemos en este momento, encontrar el disfrute en aquello que estamos haciendo y, en la medida de lo posible, dejar aquello que nos resulta más complejo para otro momento en el que nos encontremos más despejados.

 

4. Desconecta de verdad

Es esencial que en épocas en las que el cansancio es más latente desconectemos una vez nuestra jornada haya finalizado. No seguir mirando notificaciones en el mail, móvil o cualquier otro dispositivo. Despejarnos a través de actividades como el deporte puede ayudarnos a no estar pendientes de nuestro trabajo fuera de horario. Por supuesto, también es responsabilidad de la organización no enviar mensajes a deshoras a no ser que sea de máxima urgencia.

 

Todas estas medidas que podemos adoptar en épocas de estrés y cansancio son más fáciles de adoptar cuando la empresa ha creado una costumbre de buenos hábitos durante todo el año. En este sentido, con el fin de identificar las fortalezas y puntos débiles en nuestra forma de trabajo, la figura del mediador, como ojo externo, puede ayudarnos a crear una serie de rutinas que velen por la construcción de un clima de bienestar que haga que nuestro equipo trabaje de forma eficiente, con motivación y sin presiones evitables.