La mediación es una herramienta de resolución de conflictos que, en muchos países europeos es, desde hace ya mucho tiempo, la principal vía para llegar a acuerdos entre las partes involucradas en una disconformidad laboral, siendo la vía judicial, la última medida a la que recurrir. Sin embargo, aunque se ha hablado de ello, en España nunca ha acabado de cuajar y, a muchas organizaciones, este modelo de negociación les sigue resultando extraño.
Es cierto que se han realizado varios esfuerzos para intentar integrar la mediación de una forma más contundente en la cultura de las organizaciones. Por ejemplo, con la Ley 5/2012 se reforzaron algunos aspectos en la mediación de asuntos civiles y mercantiles. Y, más recientemente, el pasado 2021, el Ministerio de Justicia presentaba un anteproyecto ley que, con el objetivo de descongestionar el sistema judicial, propone como algo imprescindible la mediación antes de presentar una demanda. No obstante, para que esta medida llegue a ser aprobada, aún queda mucho camino. Pero, ¿por qué la mediación todavía está en un segundo plano?
Dos hándicaps
- No existe incentivación La realidad actual nos dice que los asuntos que se resuelven por un juez vía negociación o pacto, cuentan con menos de la mitad de incentivos que si se resolviera a través de una sentencia. Mientras tanto, en otros países donde es tradición aplicar este tipo de modelo, resolver un conflicto por mediación llegando a un acuerdo, computa el doble.
- Falta cultura. Al no existir una tradición fuerte que nazca desde las instituciones y la propia educación, a las empresas les genera todavía desconfianza recurrir a un modelo de resolución que no saben cómo va a funcionar realmente. Por eso, es muy importante un cambio de mentalidad a nivel social que incluya una implicación más fuerte por parte de los operadores jurídicos e incidir más en una buena formación.
Por qué integrar la mediación
- Mejora la reputación de la empresa. No hay nada peor para la imagen de una empresa que salgan a la luz noticias relacionadas con despidos masivos, desigualdad laboral u otro tipo de asuntos complejos. La negociación a través de la mediación resuelve muchas situaciones antes de que cobren más gravedad y lleguen a la opinión pública. Además, el proceso se reduce, ahorrando tiempo, dinero y estrés.
- Ordena las ideas. Muchas veces llegamos a judicializar cosas que, en realidad, tienen fácil solución. Esto sucede porque las dos partes están atascadas en sus visiones y no saben cómo resolver el problema. Precisamente, la mediación pone a un tercero en el tablero que ayuda, de forma imparcial, a generar una mejor comunicación, llegando a un acuerdo en el que ni se gana ni se pierde todo, es un win-win.
- Refuerza la empatía. En el terreno de las grandes empresas, es importante que los altos mandatarios no pierdan el contacto con sus trabajadores. Cuando dejamos un conflicto en manos del “papeleo”, al final deshumanizamos a las personas. En este sentido, la mediación hace que las dos partes se sienten y se pongan rostro, poniendo sobre la mesa de forma pacífica las dificultades que atraviesan y abriendo un espacio al diálogo y la escucha.
En el terreno de la mediación aún queda mucho camino por recorrer en España, pero las empresas deben ser conscientes de lo necesario que es contar con un mecanismo que nos permita llegar a un entendimiento desde la comunicación. Abrir un proceso judicial por cualquier razón, debilita el sistema judicial; y, al final, para las organizaciones es mucho más amable y satisfactorio intentar llegar a un pacto que beneficie a todos.