Cuando fundamos una empresa, los miedos e inseguridades son muy latentes. No queremos dar ningún paso en falso que eche al traste con lo que acabamos  de construir. Es lógico que como jefes queramos controlar todo, asumiendo que solo nosotros podemos hacer bien una tarea o que explicar cómo hacer algo nos llevará más tiempo que hacerlo nosotros mismos. Pero lo cierto es que no nos estamos dando cuenta de que estamos cayendo en un error que a corto plazo podría ser muy contraproducente: no saber delegar.

Apostar y asumir riesgos forma parte del día a día de empresarios de todo el mundo. Delegar cuesta porque no solo significa mandar a alguien hacer una tarea, significa depositar confianza en una persona para que tome decisiones por ti. Por eso, es esencial rodearse de un equipo preparado para asumir estos roles; y es que, delegar es el único camino para no estancarse y seguir creciendo. La buena noticia es que es un riesgo que podemos mitigar si sabemos cómo hacerlo, y que a la larga siempre nos aportará más beneficios que disgustos.

 

Algunos beneficios de delegar 
  1. Amplía tu visión. Todos tenemos una forma de hacer y ver las cosas, pero no siempre es la mejor o la más eficaz. Una persona experta en el tema nos abrirá otras posibilidades que pueden ayudarnos a crecer más rápido o de forma más sólida, y también nos permitirá comprobar si nuestro método era el más oportuno o necesitábamos otro. Delegar es también aprender.
  2. Dedícate a crecer. Queremos hacer todo y a la vez queremos seguir explorando nuevas oportunidades. Un pequeño spoiler: no se puede. La clave para seguir ampliando un negocio es darte la oportunidad de poder desprenderte de asuntos menos importantes  que otros podrían asumir con la misma eficacia y profesionalidad. 
  3. Permítete estar ausente. Si no delegas, ¿qué pasará cuando te vayas de vacaciones?, ¿y si te tienes que pedir una baja? Nuestra empresa debe ser un engranaje capaz de funcionar sin nosotros. La organización en el trabajo no puede verse afectada por nuestra ausencia, tu equipo debe estar siempre preparado para ello y si mañana desapareces sin haberlo hecho, podría ser un desastre. 
  4. Motiva a tu equipo. Delegar sobre una persona repercute de forma positiva en su desarrollo. El trabajador sentirá que confías en él y en sus capacidades. Además, hacerle consciente de sus logros impulsará su creatividad  y ganas de proponer ideas. Conseguirás exprimir al máximo el talento de tu equipo.

 

La formación como elemento clave 

El paso previo a delegar no sólo consiste en rodearse de un equipo que reúna los requisitos necesarios para afrontar el puesto de trabajo, tenemos que ocuparnos en invertir tiempo en que esas personas crezcan en su labor. 

No es necesario que una persona entre en la empresa sabiendo lo que tú sabes hacer, un buen líder se encarga de transferir sus conocimientos a los demás para que actúen de acuerdo a una base. Esto es de suma importancia porque, cuando delegues, tu equipo sabrá responder a posibles imprevistos y proponer soluciones concretas, firmes y resolutivas.

Delegar parece sencillo,  pero es un paso muy complicado. Si queremos llegar a tener una plantilla que sea capaz de asumir responsabilidades pero nos cuesta llegar a ese punto, la figura del mediador puede ayudarnos a establecer espacios de diálogo que ayude a empleados y superiores a comunicarse de forma bidireccional, permitiendo a la empresa a adquirir una cultura en la que la expresión de ideas o, incluso, miedos sea lo cotidiano.