Marta lleva dos años trabajando en la misma empresa. Es buena trabajadora, se lleva bien con sus compañeros y por su eficiencia ha conseguido la enhorabuena por parte de sus superiores. Pero, aunque Marta reúne todos los requisitos de lo que debe ser una buena empleada, hay un aspecto al que no sabe cómo enfrentarse: dirigirse a su jefe cuando surge un conflicto.
La comunicación con un superior es una práctica bastante cotidiana, pero cuando nacen problemas o tenemos necesidades personales que afectan directamente a nuestro trabajo, verbalizarlo con esa figura de líder, puede provocar inseguridad por miedo a la respuesta que pueda tener. Aspectos como el clima habitual de la empresa o el perfil de jefe al que nos enfrentamos, también juegan un papel determinante en esta situación.
Estrategias para afrontar situaciones complicadas
Tener continuas desavenencias con nuestro jefe, afecta directamente a la forma de enfrentarnos al trabajo. Pero además, como seres emocionales, también nos causa estrés o, incluso, puede perjudicar nuestra autoestima. Qué podemos hacer para enfrentarnos a esta situación:
- Usa la comunicación. Parece obvio, pero pueden surgir situaciones incómodas que nos cuesten comunicar y al final optemos por callarnos. Para que un conflicto no llegue a más, no debemos perder la transparencia con nuestro superior. Es la única forma de resolver una situación desde el entendimiento.
- Apuesta por la asertividad. No se trata de decir lo que piensas sin filtro. Precisamente es todo lo contrario. La asertividad nos ayuda a comunicarnos desde la honestidad, decir las cosas desde cómo las sientes, sin culpar al otro.
- No excedas los límites de la confianza. Aunque tu jefe se tome una caña contigo el viernes, no deja de ser tu jefe. Cada vez que te dirijas a él por una situación que te cause conflicto, no olvides dónde está su lugar y donde está el tuyo. Tenerlo claro te ayudará a hablar desde el respeto y la objetividad.
Beneficios de generar espacios de confianza
No todo es cuestión del empleado. También es trabajo del superior generar un espacio de diálogo seguro para construir una comunicación cimentada sobre la confianza. Un líder debe ser consciente de su poder y estar abierto a la escucha y el debate. Estos son algunos beneficios:
- Crecimiento del empleado. Un trabajador que siente que puede expresarse con seguridad, crecerá también laboralmente. La buena comunicación favorece la motivación, las ganas de mejorar y un mayor compromiso con la empresa.
- Retención de talento. Un factor que desencadena la fuga de talento en las empresas es un mal ambiente laboral. Si el empleado se siente escuchado, valorado y sus problemas son atendidos, facilitará que se quede con nosotros y nos siga ayudando a crecer.
Si nos encontramos en una situación en la que la comunicación entre empresa y empleados no funciona y no logramos entender el por qué, la figura del mediador puede ayudarnos a identificar qué está fallando. Actuará como un ojo externo que nos dotará de herramientas que faciliten el diálogo, la comprensión y la empatía entre las partes afectadas.