Vivimos en una sociedad en la que el entorno laboral juega un papel esencial. No solo hablamos de trabajo cuando estamos en la oficina, también con nuestros amigos y con nuestros familiares. Es un tema recurrente en nuestra vida social. Durante muchos años, las organizaciones han medido su valor por su grado de productividad y también por el grado de satisfacción del cliente. Pero, ¿qué pasa con la satisfacción de los empleados?. ¿Por qué no ponemos más atención en el bienestar de nuestro equipo humano?
Afortunadamente, en los últimos años, esta concepción de lo que es o debe ser el trabajo ha cambiado radicalmente. Y, cada vez más organizaciones, se suman a cuidar en sus empleados aspectos que trascienden a lo meramente económico. Las personas ya no solo nos fijamos en una buena retribución, queremos algo más: seguir creciendo, sentir que apuestan por nosotros, saber que nuestros superiores nos entienden y nos apoyan. Y en todo este nuevo concepto de trabajo, la digitalización ha supuesto un revulsivo que permite a empresas de todo el mundo estar a la altura de las necesidades de su equipo.
Beneficios de la digitalización para las empresas
- Desarrollo individual. Uno de los valores más interesantes que puede tener una empresa para impulsar su crecimiento es contar con un equipo de trabajo heterogéneo. Disponer de personas con distintos talentos enriquece nuestro desarrollo, pero también exige prestar atención a las distintas necesidades que puedan surgir. En este sentido, la digitalización nos permite desarrollar planes individualizados que brindan a nuestros empleados la oportunidad de evolucionar en el ámbito que más les inspire y emocione.
- Un espacio para todos. Con la llegada del teletrabajo se han abierto nuevas formas de colaborar vía digital. Al ser un escenario que ha llegado para quedarse, las organizaciones deben asegurarse de contar con un sistema sencillo e intuitivo de trabajo apto para cualquier trabajador. No todas las personas tienen el mismo nivel informático y sería un error dejarles atrás. En este sentido, la formación también es esencial para que todo nuestro equipo esté al mismo nivel y evitemos posibles frustraciones.
- Más creatividad. Una de las bondades de la digitalización es que nos permite dejar algunas tareas repetitivas y monótonas en manos de las máquinas. Esto es muy interesante para nuestros trabajadores, porque podrán dedicarse a aquello que más les interesa y que, a la vez, aporta más valor a la empresa. Tendrán más espacio para pensar y ser más creativos, dejando de lado lo meramente administrativo, reduciendo también la fatiga y el desgaste.
- En cualquier lugar. Tengo la cabeza embotada y la verdad es que preferiría hacer este trabajo más tarde. ¿Cuántas veces nos hemos sentido así? La digitalización nos permite trabajar desde cualquier lugar y a cualquier hora. Quizás estoy en la oficina y prefiero dejar un trabajo para hacerlo en casa, porque voy a estar más tranquilo. Contar con esta opción es clave para el bienestar de una persona porque sentirá menos presión y, además, sentirá que la empresa confía en que ese trabajo estará hecho.
La experiencia que el empleado vive en su trabajo determina su evolución más de lo que pensamos y la buena noticia es que facilitarle la vida y su desarrollo está más a nuestro alcance que nunca. No obstante, dar el paso a un sistema de trabajo distinto al habitual es complejo; por eso, la figura del mediador, como ojo externo, puede ser de utilidad para hacer que esa transición sea coherente y progresiva, estableciendo espacios donde todos puedan ser escuchados.