Admitámoslo. En el entorno laboral hay muchas ocasiones en las que percibimos que no podemos trabajar con una o varias personas. Sientes que: o bien son caóticas o demasiado cuadriculadas, que son excesivamente empalagosas o muy bordes, que te están intentando “vender la moto” o que son muy crípticas. Como consecuencia, entramos en conflicto porque no les entendemos. Ahora bien, que no les entendamos no quiere decir que esas personas sean malas compañeras, simplemente hablamos idiomas distintos. Ante esta situación, no caigas en el rechazo sistemático, podéis llegar a entenderos. 

El Process Communication Model (PCM) es una herramienta para entender los comportamientos humanos creada por el Dr. Taibi Kahler que nos muestra seis posibles personalidades: empático, rebelde, lógico, imaginador, perseverante y promotor. Aunque nacemos con un tipo de personalidad base, puede ser que nuestra palanca de motivación, nuestra forma de cargar nuestras baterías dependa de otro tipo de personalidad, que estemos en otra fase. Estos roles definen nuestro carácter y nuestra forma de comprender el  mundo y a los demás, tanto en la vida como en el trabajo. 

 

Algunas características:

  • Empático: vive en el mundo de las emociones y sensaciones.
  • Rebelde: le importa la reacción de los demás, es espontáneo, creativo y lúdico.
  • Lógico: necesita datos, informaciones y hechos. 
  • Imaginador: necesita espacio para la reflexión e imaginación.
  • Perseverante: tiene valores, opiniones y convicciones férreas. 
  • Promotor: pide acción y adrenalina. 

Hay que entender estas descripciones no solo como un carácter sino también como el motor que nos activa la motivación. Además, hablemos el idioma que hablemos según nuestra personalidad, siempre nos podemos alimentar del otro. Aunque, bajo situaciones de estrés es donde puede surgir el conflicto. 

 

Empático y promotor, dos polos opuestos

Un ejemplo muy claro de personalidades e idiomas opuestos son los de tipo empático y promotor. En una situación normal pueden convivir, porque el empático necesita desenvolverse en un ambiente cálido y sentirse valorado como persona, saber que no es un número más en la empresa. Este es un aspecto  que el tipo promotor sabe alimentar muy bien porque te hace sentir una pieza clave en su equipo, tanto personal como laboralmente.

El problema llega en situaciones de estrés. Si el jefe es promotor, no soportará las consideraciones emocionales de los demás y el empático intentará estar a la altura de la situación para contentarle, pero no llegará. Como consecuencia, el promotor siente que está perdiendo la partida y eleva los objetivos en su intento por motivar, pero el empático no lo entiende y comienza a cometer errores. En esta fase de estrés elevado, el promotor ya no atiende a razones y comienza a realizar acciones que desde fuera resultan ilógicas. Además, puede llegar a manipular a los demás para alcanzar su meta. En este punto, el empático se siente rechazado y que su trabajo no es suficiente, elevando su nivel de frustración. ¿Qué podemos hacer?

 

Reconocimiento

las sesiones de PCM nos ayudan a conocernos a nosotros mismos y a los demás para saber cómo tenemos que actuar en este tipo de situaciones. Si soy de tipo empático, necesitaré entender que el tipo promotor entiende el trabajo desde el aquí y el ahora, que necesita la adrenalina para alimentar su motivación. Y como promotor deberé ser capaz de entender que el tipo empático necesita ser escuchado porque para él expresar cómo se siente, cuál es su estado de ánimo es esencial. Por lo tanto, cada uno, deberá posicionarse en el lugar del otro para entender su comportamiento y no llevárselo a lo personal.

 

Para poder encontrar ese punto de entendimiento entre los distintos lenguajes, un mediador especializado en PCM puede ayudarnos a encontrar las herramientas adecuadas para conseguir comunicarnos de forma eficaz con compañeros que no hablan nuestro mismo idioma. De esta forma, conseguiremos evitar o reducir tensiones e, incluso, darnos una hoja de ruta para manejar situaciones de estrés elevado.