En el post anterior vimos, a grandes rasgos, qué es el Process Communication Model (PCM) y las seis personalidades distintas que podemos llegar a encontrar en el entorno laboral: empático, rebelde, imaginador, lógico, perseverante y promotor. 

Conocer estas seis formas de percibir el mundo  nos puede resultar de mucha ayuda para saber por qué reaccionamos a una situación de una forma determinada. También para entender por qué nuestro interlocutor actúa de la forma en que lo hace. Tener este “manual de instrucciones” nos puede dar pistas acerca de cómo prevenir o controlar momentos de estrés. Y no solo eso, también nos ayuda a mejorar la eficiencia y productividad en el trabajo. Si soy líder y conozco el motor que activa la motivación de mi empleado, sabré a través de qué tareas estimularle. 

Es importante saber que aunque una de las seis posibles percepciones pueda dominar mi mundo en este momento, voy a ser capaz de entender a las otras cinco. Y es que, cada uno de nosotros tenemos algo de todas en nuestra personalidad, estén más o menos desarrolladas. Por eso, siempre que usemos PCM seremos capaces de llegar el entendimiento con un compañero.

 

Lógico y rebelde, cuando los datos y el humor no casan 

 

Dos polos opuestos a la hora de colaborar pueden ser los de tipo lógico y rebelde. ¿Por qué? El primero se enfrenta al trabajo a través de datos, hechos, informaciones y todo aquello que le hace tener una visión objetiva de las cosas. Además, es organizado y ordenado. El segundo, entiende el sentido del humor como la gasolina que le hace enfrentarse al trabajo. Es el tipo de persona a la que antes de empezar una reunión le escucharemos contar una anécdota divertida sobre su fin de semana o que a lo largo del día oiremos soltar chascarrillos. Necesita encontrar una reacción en los demás.

Estos dos tipos pueden entrar en conflicto porque la persona lógica entenderá que la rebelde es poco seria y que le hace perder el tiempo. Por otro lado, la rebelde pensará que la lógica es muy fría y demasiado seria. Además, en una situación de estrés, como una reunión importante, la persona lógica se puede llegar a sentir saboteada por la rebelde. Y es que, mientras ella tiene todo organizado para encontrar la máxima eficiencia, la rebelde se deja llevar por lo espontáneo y lo creativo. A su vez, la persona de tipo rebelde puede sentir que su trabajo no es tomado en serio. ¿Qué podemos hacer para prevenir esta situación?

 

¡Metacomunicar!

Una de las herramientas que el PCM pone en valor es la metacomunicación. Es decir, comunicar al interlocutor mi forma de entender el mundo. Si soy de tipo rebelde y trabajo con una persona lógica, le expresaré que, para poder desarrollar bien mi trabajo, necesito que el ambiente sea algo distendido. Y si soy de tipo lógico, le diré a la de tipo rebelde que necesito cierta estructura para poder trabajar de forma eficiente. A partir de aquí, las dos personas podrán llegar a un punto en común en el que los dos lenguajes puedan convivir.

 

Llegar a ese equilibrio, no siempre es sencillo. Por eso, un mediador especializado en PCM puede ayudarnos a establecer un marco de diálogo y de escucha en el que las personas puedan llegar a entenderse. De esta forma, conseguiremos prevenir el estrés e, incluso, reducir esas tensiones que nos impiden nutrirnos de las habilidades de nuestros compañeros.