Trabajo en una empresa familiar y, tras muchos años al frente de ella, mi madre ha fallecido y no sabemos cuál será el futuro de la organización. Es una situación complicada porque no teníamos un plan previsto para este escenario. Se están generando tensiones y conflictos que no sabemos cómo abordar porque cada uno tiene una visión y unos intereses distintos. Si no llegamos a un acuerdo entre todos, la empresa acabará cerrando.

El momento de suceder, al que hasta ahora era líder de una compañía, es un proceso delicado; y cuando ocurre en una empresa familiar, la complejidad es aún más elevada. Se entremezclan vínculos sentimentales y laborales que pueden resultar ser un cóctel explosivo sin una estrategia clara elaborada. ¿Cómo podemos transitar este cambio?

Prevenir conflictos con éxito

Evitar conflictos no es fácil, pero podemos frenarlos si intentamos prevenirlos a través de una planificación para la sucesión. De esta forma, nuestra empresa tendrá siempre clara su dirección y podrá mantenerse a largo plazo. Algunos consejos para llevar a cabo este plan pueden ser:

  • Delimitar funciones. Si trabajas en una empresa familiar, quizás alguna vez hayas empleado esta frase: “Aquí todos hacemos de todo”. Esto puede ser peligroso. Definir roles y especificar responsabilidades es esencial para separar la relación familiar de la laboral.
  • Elaborar una hoja de ruta. ¿Cómo continuamos? Quizás crear un documento en el que pactemos entre todos las líneas a seguir en el momento de la sucesión, nos ayude a mantener un rumbo claro.
  • Revertir el miedo al fracaso. En algunas ocasiones sentimos rechazo a la hora de cambiar la estructura organizacional de nuestra empresa. Tememos que todo aquello que hemos construido durante años, se venga abajo. Ante esta situación es necesario cambiar de mentalidad y comenzar a ver el relevo como una oportunidad para proponer nuevas metas

Qué puede aportar la mediación

La mediación, para muchas organizaciones, todavía es una herramienta desconocida porque se asocia a otros ámbitos. Pero, precisamente, en este tipo de conflictos en los que el límite entre las relaciones laborales y familiares se desdibuja, puede ser una solución para encontrar entre todos los implicados acuerdos voluntarios.

El cambio de mando, adquiere una dimensión muy complicada para las organizaciones familiares. Esto ocurre por factores muy diversos: los socios implicados pueden tener un sentimiento de pertenencia muy fuerte hacia la empresa, todo el mundo opina sobre lo que sería mejor y peor, y además afloran tensiones que no siempre tienen que ver con razones estrictamente empresariales.

En este sentido, la figura del mediador, nos puede ayudar a poner un poco de orden en todo ese caos. La mediación propone establecer un espacio de diálogo en el que todas las partes se puedan expresar con el fin de llegar a un consenso. Además, nos puede ayudar a darle la vuelta a la situación y comenzar a ver los cambios generacionales no como una amenaza, sino como una nueva oportunidad para crecer.

Cuando hemos llegado a un punto de no retorno en el problema y la escucha desaparece, la mediación puede ser el elemento que reduzca la duración del conflicto. Todo ello con el fin de evitar llegar a juicio. Un escenario que podría romper los lazos familiares de forma irreversible.