Mario comenzó a trabajar en su empresa en mayo y, aunque en los meses previos había estado trabajando en otro lugar, no le corresponden días de descanso. Durante los meses de verano Mario tendrá que estar en la oficina, mientras sus compañeros comienzan a irse de vacaciones. Y no solo eso, Mario verá como muchas personas de su entorno cuelgan fotos en sus redes sociales y escuchará las anécdotas de los demás cuando vuelvan a sus puestos.

Hacer frente al periodo vacacional por excelencia sin tener, al menos, 15 días de desconexión se puede hacer muy cuesta arriba. El 39 % de los españoles dice haber sufrido síndrome de Burn out en algún momento después de la pandemia, según informes de Adecco. Por eso, es aconsejable prevenir, en la medida de lo posible, síntomas que nos puedan indicar que nuestro trabajador está sufriendo desgaste emocional. ¿Cómo podemos hacerlo?

 

Consejos para no llegar quemado a septiembre

 

1. Tómatelo con calma

En verano es habitual que el volumen de trabajo disminuya y que sintamos que todo está a medio gas. Durante este periodo es habitual que el trabajador que se queda en la oficina o en casa trabajando sienta que no tiene nada que hacer y el día se le haga eterno. Ante esta situación, como líder, debes encontrar el equilibrio entre motivación y descanso. Tampoco es aconsejable abrumar con tareas sin importancia solo por rellenar tiempo. 

 

2. Trabajo por objetivos

Si el trabajo es poco, quizás puedas desprenderte de los horarios, en la medida de lo posible. Prueba a permitir que tu trabajador realice sus tareas en el momento en el que se sienta más activo. De esta forma, tendrá más autonomía y la calidad de su trabajo aumentará, ya que lo realizará con más dedicación y atención. Esta medida puede beneficiar, sobre todo, a trabajos que tienen que ver con la creatividad.

 

3. Más flexibilidad

Ahora que el trabajo es menor, permite a tus trabajadores desarrollarlo de una manera más personalizada. Por ejemplo, si tienes un sistema híbrido entre presencialidad y teletrabajo, reduce las jornadas en la oficina solo para momentos puntuales o cuando el trabajador lo necesite. Por otra parte, si la jornada es reducida, otra buena opción puede ser permitir que trabajen cuatro días en vez de cinco. Esta forma de colaborar puede ser muy beneficiosa para personas que tienen que conciliar la vida laboral y familiar. 

 

4. Sé más lúdico

Otra buena forma de motivar a tu equipo durante la temporada estival es huir de trabajos más mecánicos y tediosos y apostar por otros más creativos. Quizás sea una buena oportunidad para descubrir talentos ocultos o para comenzar a formar a las personas en habilidades que puedan resultar de utilidad en el futuro. El verano puede ser un buen momento para este tipo de iniciativas, ya que nos podemos permitir que el ambiente sea algo más distendido y menos tensionado que en otros momentos del año.

 

Trabajar los meses de verano no es nada sencillo. Es lógico que nuestra mente no esté donde tiene que estar y que nos distraigamos más de lo habitual. Un mediador, como ojo externo, puede ayudarnos a proponer ideas que mantengan a nuestro equipo motivado, evitando la fatiga y el malestar. Todo ello, diseñando un plan que beneficie tanto al trabajador como a la empresa.